Conservador en las formas, reivindica al Ejército que llegaba a su ciudad en fiestas patrias con locro y chocolate caliente, y asegura que se le perdió respeto al lenguaje y al idioma castellano. Dice que Milei tiene un pésimo management, mal equipo, malos ministros y que empieza a agotarse su narrativa. Por qué cree que la justicia no va abrir el teléfono de Alberto Fernández y que el ‘vamos por todo’ puede convertirse en ‘vamos por una partecita’.