Entrevista a Eugenia Tobal
“No tengo miedo a estar sola”
Te fuiste de la casa de tus padres a los 22. ¿Por qué tan chica?
Estaba en la facultad y empezaba con el tema de actuación.
Vivía en Villa Luzuriaga y necesitaba estar más cerca de todo. Y además siempre fui muy independiente.
¿Qué estudiabas?
Relaciones Públicas. Y actuaba, estudié actuación desde el secundario, desde los quince. Después empecé a estudiar y trabajar: en un negocio o en un solarium, haciendo fotos o ayudando a mis viejos.
¿Para qué sirvió estudiar Relaciones Públicas?
Hoy me re sirve para ponerme frente al público y por el lenguaje del cuerpo. En producción o dirección tengo que ir a reuniones a hablar. Más allá de que soy una caradura, también encontré en el estudio una manera de hablar.
¿Quién te sostuvo y te acompaño cuando te viniste al centro?
Mamá. Ella fue la única que me bancó. Yo soy una loca, no pedí ayuda a nadie. Mis papás y mis hermanos no estaban de acuerdo. Agarré una camioneta e hice la mudanza con mi vieja. Viví ocho años en un departamentito.
¿Te gusta vivir sola?
No me costó adaptarme. También viví en pareja.
No le tengo miedo a la soledad. Soy muy sociable, pero necesito mis momentos, estar tranquila. Es peligroso, uno se acostumbra al confort de vivir solo. A veces digo: “uy, ¿y ahora qué hacemos? Casas separadas como Patricia Sosa?”. (Risas). Lo pienso, ahora no sé si quiero tener a alguien al lado todo el tiempo.
Siempre dijiste que querías tener una familia, ¿Cómo harías?
Por eso, no lo sé. El día que suceda que esto que digo hoy se autodestruya en un segundo y medio. Creo que el formato de familia cambió, hay familias en distintas casas o ensambladas. Yo creo que los chicos nacen chipeados de una manera que entienden todo. Igualmente, padres en distintas casas no sería lo ideal.
También uno se puede enamorar de alguien que ya tiene hijos, entonces ya es un bolonqui.
¿A los 40 no hay más probabilidades de que te enamores de alguien con hijos?
Sí, será. Ahora estoy viviendo la vida bien, nada comprometida.
Disfrutando de la vida.
¿Qué tienen en común los hombres que te enamoran?
Me gustan de la misma edad, no sé si me veo con alguien mucho más grande. Tengo un espíritu muy joven.
Actores y deportistas. Recuerdo un voleibolista.
Sí. Me gusta el rubro (risas) Bueno, por ahí andamos.
¿Te cambió la vida hacer teatro?
Sí, estoy abocada al teatro y me cambió la estructura de vida. Yo no soy nocturna y me estoy acostumbrando a vivir de noche. La mañana me rinde 100%, siempre hice actividad física.
¿Qué hacer ahora? ¿Encontrar tiempo para entrenar o dejar actuar la Ley de Gravedad?
No, no hay que dejar que las cosas se caigan. Camino, ando en bicicleta, hago yoga, cosas que me den placer.
Ir al gimnasio no me gusta. Hace diez años cambié mi mentalidad con el cuidado desde adentro.
¿“Desde adentro” es cambiar lo que comés?
No como harinas, trato de comer poca carne. Pollo no como por las hormonas, voy probando. Igual, insisto: el cambio es desde adentro.
Sorprendente que a vos te ofrecieran Somos childfree, lo opuesto a tus deseos.
Justamente, está bueno. Sabés que cuando yo lo leí no me detuve a pensar que podía ser un tema revoltoso por lo que se sabía de mí.
No lo veo revoltoso, lo veo contrapuesto a tu historia.
Vos porque sos buena, pero hay gente que revuelve ahí.
¿Te quedás embarazada?
La obra habla del movimiento, cada vez más grande, de hombres y mujeres que deciden no tener hijos. Acá en Argentina ya son 600 mil personas y en el mundo hay establecidos lugares donde hay cartelitos que dicen: “prohibidos bebés”. Hay un movimiento que define esta nueva manera de vivir la pareja. A Flor, mi personaje, le pasó que pensaba de una manera y después le pasó otra cosa.
¿Qué tal es hacer de embarazada, te gustó?
No me doy mucha cuenta porque no trabajo con la panza. Lo interesante de la obra es que a los personajes les suceden cosas que no tenían previstas y sus decisiones empiezan a modificarse porque sus deseos empezaron a modificarse: la obra apunta a que uno tiene que ser fiel a lo que siente más allá de lo que se propuso o dictaminó. Por eso hoy te digo: “estoy bien sola, pero no sé si mañana abro el placard y le dejo todo el espacio a una persona y se muda a los tres días”.
¿La gente se queda pensando si lo que eligió es lo que realmente desea?
Si, la obra te abre la cabeza. Tenemos muchos mandatos y prejuicios. Uno tiene que ser lo que le haga feliz, no importa cómo.
Hace poco dijiste que tendrías un hijo sola.
Fue antes de hacer la obra. Tengo una edad medio límite con la maternidad.
¿El reloj biológico?
Sí, biológicamente uno va a llegando a una edad donde tiene que estar más atenta.
¿Habría que congelar óvulos?
¿Por qué no? Muchas mujeres lo han hecho.
Conducís un programa en ESPN Woman, un ciclo de entrevistas a mujeres: te siguen las mujeres.
Las mujeres me quieren. Uno de los mayores logros como personaje público es tener la empatía de las mujeres, que no sientan envidia ni recelo conmigo.
¿Se identificaron con vos?
Sí, creo que porque siempre fui genuina, lo que se ve es lo que soy. Lo que más pudo haber destapado esta empatía fue lo que me pasó unos años atrás. Yo no lo pude ocultar, se vio, muchos hombres y mujeres sufrieron conmigo todo lo que me estaba pasando.
¿Sufrían tu separación de Nicolás Cabré y la pérdida de tu embarazo?
No, sufrían el dolor en general. Todo, el dolor. Tuve un momento de inflexión muy grande. Fueron casi tres años, cosas muy feas, no solo una separación.
¿Qué pasó en tu encuentro con el Papa? ¿Cómo fue que saliste en la tapa de uno de los principales diarios italianos?
Fuimos con mis hermanos a Europa invitados por mis papás, los tres solos, a Amsterdam, París e Italia. Mamá nos había pedido de sorpresa una audiencia con el Papa. Estuvimos muy cerca de él. Fue muy emotivo, seas católico o no católico. No somos muy practicantes, es mucha la gente que va, hay una energía de fe y de amor muy grande en la plaza.
Yo estaba muy desbordada, era todo muy hermoso. Estábamos los tres, y él, el Papa, se puso adelante mío, mis hermanos le hablaban y yo no podía hablar. Cuando pude, le dije que estábamos ahí por mis papás y que la felicidad se me podía completar teniendo un hijo. Me salió del alma, fue una expresión de amor y deseo. Puso su frente contra la mía y se quedó un rato larguísimo y yo le puse la mano en su pecho y nos abrazó a los tres.
Además me bendijo.
¿Qué provocó en vos todo eso?
Lo vi como una bendición, lo vivo como un privilegio.
Se los voy a contar a mis hijos. Fue una conexión de almas.
En su eje, entera y contenta