Entrevista a Celeste Saulo
Celeste Saulo: “Es difícil llegara lugares directivos”
Fue como un doble llamado. Por un lado, puedo contribuir desde mi experiencia a una organización que necesita escuchar la voz de países como el nuestro, no tan desarrollados, pero con gente que ha estudiado mucho y con ideas para ofrecer. Y además hay que saber que no hubo una mujer en la historia: 191 países componen la Organización Meteorológica Mundial. Es difícil que las mujeres lleguemos a lugares directivos. En la mesa chica quedábamos pocas, no más de 10 jefas de servicios meteorológicos.
¿Ya participabas en esas reuniones mundiales?
Participo activamente de esas reuniones desde 2014. En 2015 fui elegida como consejera para América del Sur. Me ayudó mucho ser docente e investigadora, me dio herramientas para interactuar desde lo profesional. En general, los directores meteorológicos no son investigadores sino que provienen de la meteorología operativa.
Los meteorólogos son científicos, pero mucha gente no lo sabe.
Sí, hay una subestimación de los meteorólogos . El meteorólogo es un físico aplicado. Se estudia la atmósfera, pero las leyes que la rigen son las leyes de la Física. Nosotros somos físicos expertos en atmósfera.
¿No es acaso una cualidad muy femenina la reducción de riesgos de desastres?
Totalmente. Hay una cualidad femenina que ayuda a que empaticemos en traducir lo que la ciencia entiende y la gente siente, que es cómo reducir los impactos.
¿Se consigue reducir el impacto en gran escala?
Durante el fenómeno del Niño en los años 2015/16, por ejemplo, se evitaron pérdidas de ganado muy importantes, lo mismo con la siembra de algunos productos. La meteorología puede contribuir con mejores pronósticos y avisos oportunos. Hay dos variables, el mensaje claro y en tiempo y forma; y del otro lado, alguien que quiera tomar una decisión acorde.
La tremenda sequía que sufrió el campo, ¿se podía anticipar o fue una sorpresa?
Fue la sequía más severa de los últimos 60 años y el estado del arte del conocimiento aún no nos permite anticipar un evento extremo de esa envergadura. Sí dijimos que iba a llover menos de lo común en el verano, pero eso no alcanzó para la toma de decisión profunda que la gente del campo debería haber tenido frente a este fenómeno de la naturaleza.
Entonces, los cambios del clima nos sorprenden a todos. ¿Incluso a los meteorólogos?
Sí, están los temporales, por ejemplo. Muchas veces nosotros no podemos hacer pronósticos.
¿Se está yendo hacia un nuevo pronóstico más extendido, con más datos?
Sí, porque la sociedad nos está interpelando y está muy bien que lo haga. Se está virando hacia a escalas más largas en el tiempo: la ciencia tiene que aportar mucho.
Lo que se ve en Argentina es que no hay muchos alertas. ¿La gente se queja de los alertas aunque sean útiles?
Sí y de que damos falsas alarmas, porque piensan que es para cubrirnos nosotros. Yo creo que ahí hay un mensaje para dar: damos alertas para proteger a la población. También es importante recalcar que hay que consultar el pronóstico al menos dos veces al día y, cuando hay mal tiempo, tantas veces como sea posible. El servicio meteorológico da un pronóstico a las 6 AM y 6 PM.
Es curioso que todos hablemos del clima y que, sin embargo, haya muy pocos aspirantes a meteorólogos.
Nos interesa a muchos y es apasionante. Hay que estudiar mucha matemática y física. Es difícil, somos físicos aplicados. Algunos jóvenes que ven a los “caza tornados” piensan que la profesión va a ser una aventura permanente pero, previo a eso, hay que haber estudiado mucha matemáticas, física, álgebra. Yo les digo que vale el esfuerzo. Desde la aventura del conocimiento hasta la experiencia del tipo National Geographic.
Cuando somos adultos nos interesa cada vez más el clima, tenemos más consciencia de cuánto influye el estado del tiempo en nuestros estados de ánimo.
De hecho hay estudios muy importantes de los impactos de las olas de calor en la salud y en la mortalidad. Son elementos que antes no eran tenidos en cuenta.
¿Podemos hoy anticipar algún desastre en el país?
No, por suerte en la Argentina no tenemos eventos que condicionen toda una temporada.
Pero sí tenemos periódicas inundaciones…
Por eso digo que la única manera es informando constantemente. Se sabe recién cuando se está cerca del fenómeno. La sequía se instala de manera silenciosa y las inundaciones, en una hora: es la tensión alerta, estar siempre pendiente de la peculiaridad geográfica.
¿Hasta cuándo pueden ver los meteorólogos?
Tratamos de ver dos semanas, pero nos guardamos la segunda, al menos que estemos muy seguros y creamos que haya que advertir alguna toma de decisión. Puede haber lo que se llama “tendencias trimestrales”, pero no damos un pronóstico como el que das al usuario común, sino que lo hacés como dato para el productor.
De todo lo que estudiaste, ¿qué te sirve como herramienta para el resto de la vida?
La complejidad. La meteorología expresa una gran complejidad que uno la podría extrapolar a lo social.
Cuando mirás tu tarea en el Servicio Meteorólogo Nacional y en la OMM, ¿qué te gustaría que quedara de lo que estás haciendo? ¿Cuál es tu impronta en la tarea ?
Lo que yo hago es abrir puertas, pienso en cómo trabajar con el otro, independientemente de su formación; creo que todos siempre tienen para sumar. En el servicio generamos un área que se llama Meteorología y Sociedad porque entendemos que la meteorología tiene que combinar las Ciencias Naturales con las Ciencias Sociales. Mi impronta es mezclar academia con trabajo operativo, países desarrollados con países en desarrollo. Creo que esa unión de saberes fortalece y es una gran oportunidad. Por ejemplo, la posibilidad de trabajar con el INTA , con gente que hace recursos hídricos, con agroindustrias, con medio ambiente: trabajar “junto con”. Que el ciudadano sienta que el Servicio Meteorológico le pertenece, y que los organismos, los ministerios, vean en el Servicio Meteorológico un socio para trabajar mejor los problemas que tienen. Mi tarea es vincular. Creo que la meteorología sola puede generar mucho saber y necesita una dimensión social. Hay que entender esa dimensión y pensar cómo informar.
Agradecimiento: Hotel Four Seasons, Posadas 1086.